Capítulo
11: tranquilidad
_ ¡Adiós,
primos!
Nos despedimos de los primos de Joli y
continuamos en la aventura.
_ ¿Contento de salir del castillo?
_ Sí.
_ Normal. Ellos intimidan.
_ ¡Y mucho!
Nos adentramos en un bosque. Un montón de
ojos nos observaban desde la maleza. Hice oídos sordos para no asustarme.
Después de un rato…
_ Tengo que preguntarte algo, Joven.
_ ¿Lo qué?
_ Pues… Si sabes si vas en la dirección
correcta.
_ ¡Claro que lo sé!
_ Es que hemos pasado por el árbol con forma
de tenedor unas tres veces.
Así era. Estábamos perdidos.
_ ¡Serán imaginaciones tuyas!
_ Yo creo que no…
_ ¡Vamos a aquel lago! _dije nervioso
guiando a Perfecto hacia allí.
Nos sentamos frente al agua.
_ Joven…._ me dijo_ Toma._ y me entregó una
bolsa con algo dentro.
_ ¿Qué es esto?
_ Ábrelo.
No podía creerme lo que veía.
_ ¿Una… camiseta?
_ ¡Sí! Pensé en comprarte una, pero preferí
hacerla a mano. Está hecha con amor.
_ Oh…_ me sonrojé_ Gracias…
Tenía la manga izquierda mucho más corta que
la derecha, era casi el doble de ancha que yo y tenía un corazón en donde
debería de estar el de verdad.
_ ¡Póntela!
Después de ponerme aquella camisa (que al
final sí que me quedaba floja) dijo:
_ No me quedó muy bien…
_ ¿¡Bromeas!?_ dije sonrojado abrazando la
camisa_ ¡Me encanta!
_ ¡Gracias! Ahora voy un momento al lago.
Se sentó en la orilla del lago con los pies
colgando. Se subió un poco el vestido… ¡y pude verle el tobillo! Era el tobillo
más bonito que había visto (aunque quede ridículo)
_ ¿Solo te vas a mojar los pies? ¡Mírame a
mí!
Corrí y salté hacia el lago haciendo que
Joli se empapaba de pies a cabeza.
_ ¡Joven!_ me gritó enfadada_ ¡Eres idiota!
_ ¡Venga, mujer! Métete en el agua.
Por unos segundos me la imaginé sin vestido.
Se tiró al agua, pero el vestido tenía vuelo
e hizo una especie de burbuja de aire haciendo que Joli no se metiese de todo y
se balancease de delante a atrás.
No puede evitar reírme.
No aguantó el equilibrio y se cayó
quedándose con la cabeza debajo del agua. Le ayudé a dar la vuelta.
Escupió agua y se apartó el pelo mojado de
la cara.
_ Gracias…_ y me salpicó a la cara con las
manos
_ ¡Eh!
_ ¡Te lo tienes merecido por mojarme antes!
Y ahí comenzó la pelea de agua.
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